FUERZA, SIEMPRE FUERZA
Quedan pocas dudas acerca del importante rol que cumple la actividad física y especialmente la realización sistemática de ejercicio físico, no solo en torno a la mejora de la salud, sino también como un factor determinante en la prevención de enfermedades, relacionadas con estilos de vida sedentarios.
En este sentido, un gran número de enfermedades no trasmisibles, pueden prevenirse y hasta tratarse gracias a la realización de un programa de ejercicio correctamente orientado e individualizado de acuerdo a cada patología o disfunción en particular.
Como agentes de salud y profesionales del ejercicio, tenemos el importante deber de formarnos para brindar programas de calidad hacia una sociedad cada vez más hipocinetica, sedentaria y que como tal alienta al crecimiento de alteraciones metabólicas (diabetes – hipertensión – Dislipemia) como así también disfunciones osteoarticulares (artrosis – artritis –osteoporosis).
Entendiendo esto, es que podemos ayudar en buena medida a una extensa población a partir de nuestras recomendaciones como profesionales.
Ahora bien, ¿Cuáles son nuestras recomendaciones?
Hay un vínculo casi lineal entre la indicación de realizar ejercicio y salir a caminar o nadar, por parte de profesionales sanitarios. ¿Es esto correcto? ¿Por qué no le damos el mismo rigor o importancia a otros tipos de entrenamientos?
Existe vasta evidencia acerca la importancia de entrenar la fuerza, en todo grupo etario en el marco de la salud, y no solo con vistas al rendimiento deportivo o la prevención de lesiones. Y es que el entrenamiento de la fuerza confiere beneficios únicos al sistema musculo esquelético tanto en personas sanas como con alguna comorbilidad.
Por esto, DEBEMOS promover el entrenamiento de la fuerza en la población general debido a sus beneficios multi-sistémicos. Para ello, toca estudiar en profundidad esta capacidad, conocer como programar un entrenamiento según cada grupo etario, según cada población, y no basar nuestras propuestas solo en la selección de ejercicios.
En resumen, es tiempo de prepararnos y capacitarnos para ser más confiables dentro de un gimnasio, para diseñar programas de entrenamiento que sean realmente confiables.
Y sobre todo, educar-nos, para dejar de vincular al gimnasio únicamente con objetivos netamente estéticos (con una alta influencia del culturismo) y empezar a entender al tejido muscular, con trascendentales aportes a la salud, desde lo endocrino, metabólico, funcional cuyo rol es clave en la prevención y manejo de un gran número de condiciones clínicas.
AÑADILE FUERZA A TU VIDA. AÑADILE SALUD
Lic. Asinari, Javier
Prof. en Educación Física.
Lic. en Kinesiología y Fisioterapia.